Colombia, Política, Vivienda

«Gratis hasta un puño»

Alarde, twitteo, campaña, megalomanía. Todo absolutamente describe una actitud inmersa en una cultura: «más es mejor».

Compatriotas: Han sido unos años difíciles, décadas de guerra, generaciones criadas en medio de la desconfianza, miedo, paranoia, pobreza… Pero la pobreza ya no es precisamente sinónimo de escasez. Es sabido que «pobre que se respete» tiene celular inteligente, televisor pantalla plana y un buen equipo de sonido. Nada malo tiene eso, el problema reside en la fina linea de -lo que el pobre debería tener- y -lo que el pobre quiere-. ¿Cómo se definen esos criterios? ¿Por cuál opta un político? Seré más directo, ¿por cuál optan nuestros gobernantes?, bueno un poco más puntual, ¿Que haría Vargas Lleras?, esta bien, acoto, ¿qué le propone Uribe, desde su mafioneta, a una familia de indígenas desplazados en un semáforo?. Dejo esas preguntas abiertas, cada quién tendrá su visión de cada asunto, cada quién pintará a su manera el último escenario.

Esto surge por algo específico que me concierne y el sentimiento y descarga mental era tal, que exigió un lugar digno, con techo, servicios y accesibilidad como este Blog: La entrega de viviendas gratuitas que ha venido haciendo el gobierno en diferentes lugares del país solo me generó una pregunta: ¿Qué pretendían? Publican cifras y fotos de proyectos, desastrosos pero seguramente bien construidos, y de espaldas a TODO. Son vulgares copy-paste de google earth de proyectos genéricos existentes, no precisamente buenos, sobre un montón de pueblos y ciudades.

http://www.elespectador.com/noticias/nacional/otra-cara-de-viviendas-gratis-articulo-520618

Lo que es seguro es que no pretendían satisfacer, ni promover idealmente los futuros años de los beneficiarios. Es una condena arquitectónica y urbana sentenciada probablemente en un momento tan común y corriente como -«Pero es gratis, eso hágale!, cualquier cosita es cariño.» – concluyó algún alcalde en medio de un brindis con el constructor aprobando los planos, que jamas entendió, y adjudicándole el contrato.

Cuando el asunto es demográfico, masivo, la complejidad se incrementa, sin duda. Pero ¿por qué siempre se siente que es como la primera vez? Ya la cagamos en Bogotá, ya la cagaron en Cali, en Medellín, en casi todas las ciudades grandes y medianas. ¿Dónde esta el encargado de evitar que la historia no se vuelva a repetir?. Propongo un Ministerio del Progreso y Reivindicación Histórica. Algunos pinos ya se hicieron con un debate para condenar a un expresidente y eso, a algo asi me refiero!. Pero basta, aparte de que soy malísimo escribiendo, en política seguramente apesto.

Y entonces este viceministro de vivienda responde ante las críticas “Más allá de que esté o no bonito para algunos urbanistas, en Colombia nunca se había hecho un programa como este”. Claro, maravilloso, que buen cristiano es aquel el que regala tablets, sin importar la marca, a niños campesinos sin wi-fi ni electricidad. Ejemplar, aplausos, intachable, ÚNICO.

Concuerdo con algunas opiniones del artículo; La vivienda masiva y su urbanización es uno de los temas más complejos que puede existir y hasta ahora comenzamos a entender (por impacto y dolor) que a la ciudad la teje la vivienda. La cultura la hacen sus habitantes, y esto lo hemos venido aceptando, pues también la corrupción y las cosas mal hechas han desembocado en dinámicas muy particulares, como por poner un ejemplo, el picó y sus fiestas callejeras. Cosas que entraron e hicieron simbiosis con la comunidad, y ahora es muy difícil que entren en el canon de «la normalidad» para aquellos inconscientes que quieren implantar el urbanismo de un suburbio gringo (con el lenguaje criollo: bloque de ladrillo + teja Eternit + tanque Colempaques) en medio de un pueblo de 13mil habitantes, la mayoría mineros, en la Guajira.

La finalidad de este «articulo» tipo desahogo, es comenzar a hacer una fuerte crítica, ojalá más inteligente y profunda que la que acabo de hacer, a esos desastres urbanos y arquitectónicos en Colombia, tejedores de nuestras ciudades y responsables del ambiente y condiciones en el que próximas generaciones crecerán e irán moldeando un tipo de vida totalmente relacionado con su lugar de crianza.Y sin duda, ligar esos desastrosos proyectos a actitudes aún muy bien vistas de político gamonal, altanero que toma decisiones atiborradas de arribismo y elitismo, sordas entre el ruido de su alegato para legitimar su postura y convicción; Al ingeniero sumiso y obediente que construye sin arquitecto, sin criterio; Al cliente, quien su consejero de primera mano es un maestro de obra, después el ingeniero, por último el arquitecto; Al arquitecto mediocre que dibuja y firma planos sin una pizca de arquitectura, verdaderos delineantes de dibujo al mando de urbanizaciones de 3.000 personas. A todas esas personas, y los que faltan, que por falta de criterio se convierten en engranajes de una locomotora tremenda de corrupción política. Vargas Lleras seguramente acaba de ganarse los votos de 100.000 familias para el 2018.

Por: Juan Sebastián Vásquez Orozco

Estándar

3 comentarios en “«Gratis hasta un puño»

  1. Muy buen desahogo… que bueno que en la escritura encuentras un espacio… que buscan con este tipo de proyectos, simple y sencillamente el denominado populismo político como tu concluyes al final. En los últimos 20 años en América Latina pareciera que los gobiernos están preocupando más por hacernos creer que la felicidad es algo (cosas materiales) y que el tener trabajo es algo muy difícil, y que si conseguimos debemos dejarnos explotar y cuidarlo mucho, porque «si no eres tu, allá afuera hay mil arquitectos más que quieren ese puesto tuyo. Así que te aguantas y te sientas a trabajar o te vas»
    Hagamos algo por disfrutar nuestra vida, por trabajar en lo que nos gusta y hacerlo bien.
    Para nada escribes mal al contrario lograste permear en tu texto ese descontento que ahora mismo tienes.

    Gracias !!

    Le gusta a 1 persona

Replica a Vick! Cancelar la respuesta